Bueno, bueno. He vuelto del puente con energías renovadas y sin mochila (que dejé en casa de Rick para irme de marcha con él y su gente). No estuvo mal (sobre todo las sidras en El Ñeru), pero hay que decir que fue demasiado desfase para mi, al que yo ya no estoy acostumbrado (además de que estaba ya cansado, y la idea del regreso me bombardeaba la cabeza).
Siento haberme tomado estos días festivos en plan quizá demasiado "tranquilos" (sobre todo por Anastasia), pero necesitaba estudiar un poco y descansar, pasar tiempo en casa (para no hacer nada de nada y darme ese verdadero lujo), dar vueltas por la ciudad (como por ejemplo la feria de Navidad, aunque ver al Filo dando tumbos por los puestos no era de lo más navideño que digamos...) y organizarme (sí-sí, de verdad).
Parece como si hubiésemos vueltos unos meses atrás, cuando simplemente íbamos a Doña Martina o a Blázquez a tomar café (Charlas siempre con su zumo de tomate/cocacola y su sándwich vegetal), subíamos a la sala de estudio y volvíamos por la calle Villaadosmil, esquivando las mierdas de los perros, las potas de los borrachos de madrugada y pasando por delante del Centro Comercial 32 de Mayo, para ver que hay en cartelera. Todo como antaño (oh-oh). Quien sea de mi ciudad, sabe de lo que hablo.
No he sabido nada de Precioso, Damián, Blasman (no le he visto en mucho tiempo), Polichungo (a quien he visto de pasada cuando cogía el la blasa), Juanperro, Al ni tampoco al Sevilla Conection. Bueno, espero que poco a poco vayan conociendo esta gué.
Por cierto, como me dejé el libro de Viento del este, viento del oeste en casa de Rick, empecé el de El viejo y el mar (para quien no lo sepa, es de Ernest Hemingway), que alguien con buen criterio, me recomendó. De lo que llevo leído no puedo quejarme pero tampoco me atrevo a comentar nada aún.
Sin más, termino deseando a todo el mundo una buena semana.
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