La apatía se apodera de mí...
Y en el buen sentido, no creáis que estoy bajo de moral o algo similar. No. Simplemente, es que entre unas cosas y otras, la inactividad se va haciendo patente. Los primeros días, por ser jornadas de descanso; y el resto, por que sí, por que es ley de vida de un individuo universitario. Y no es que no tenga nada que hacer, que sí, pero la sensación que tengo es de frenazo, como si fuerais todo un año en un tren y de repente os tuvierais que sólo mover andando y os sobra tiempo. Pues eso.
Ayer pensaba ir a la facultad, pero la huelga de RENFE por la guerra me hizo replantear si valía la pena ir a tres horas de clase y tener una vuelta especialmente desagradable. Así que con este pensamiento me quedé en casa y fastidie los planes a Rick, que me iba raptar para quedar con Loco..., Laurita y una amiga en los bares que suelen visitar de la zona de Moncloa y Argüelles (no los de los famosos bajos). El que más conozco es el Doven, lugar de más de una épica borrachera, múltiples sucesos amorosos, multitudinarios cumpleaños, y en general, un sitio que sin tener nada que lo haga especial, tiene ya un lugar en nuestra memoria (¿también en nuestros corazones?).
Hoy he empezado a mirarme cosas puesto que a la vuelta de las vacaciones me esperan dos exámenes y tengo que empezar casi de cero. Además tengo que hacer un trabajito y no sé como hay que hacerlo, de momento. Por lo demás, todo estupendamente. Estoy tomando contacto con los ejercicios físicos (poco a poco, ¿eh?), tengo tiempo para leer, ver películas (por lo menos una al día es mi dosis recomendada) y en general hacer las cosas que me gustan.
Esta noche saldré con los chicos del barrio y ya os contaré que tal.
Saludos a tod@s y especialmente a Loco..., que se va a París de viaje
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