Sábado por la noche y domingo...
Debo desmentirme de todo lo que dije que iba a hacer el sábado: finalmente salí a dar una vuelta y me bebí unas cervezas con Alasko, que me contó lo de la noche anterior (que me perdí al quedarme dormido). La verdad es que fue una tarde agradable y tranquila, pero también muy divertida.
Ya el domingo por la mañana, me levanté temprano para tener tiempo para arreglarme y no ir con apuros a la búsqueda de Anastasia, que esta vez vino en autocar (como últimamente). Nada más llegar a Madrid, ví a montones de manifestantes de Nunca Máis que venían de muchos sitios de España, y a medida que nos acercábamos al centro, la cosa se iba concentrando. Buscando el restaurante donde íbamos a comer, en Lavapiés, nos cruzamos con los de la CNT que iban hacia la Castellana para manifestarse, y junto a ellos unos punkis muy borrachos que cantaban alégremente, mientras que sus desorientados perros, vagaban y olisqueaban a todo y todos que se encontrase cerca (todo ello con muy buen "rollo").
Tardamos un poco en localizar el sitio, pero una vez encontrado, nos dirigimos como pudimos a el Museo del Prado, justo en el momento de más colapso de la manifestación. Cada vez que pasaba el helicóptero de la policía, pitaban. Nos costó pasar, pero lo logramos. Al llegar allí, me dí cuenta de que había muchísima más gente de lo que yo pudiese sospechar, lo cual me alegró por un lado (pues entiendo que a la gente le interesa el arte, unas 14.000 en cinco días) pero las dos horas que teníamos que esperar nos forzó a replantearnos el plan de la mañana. El caso, que a unas dos manzanas de allí, hay un museo muy interesante pero también muy desconocido; el Museo de Artes Decorativas, que para información general, es gratis los domingos. Allí pasamos el resto de la mañana y fuímos otra vez a Lavapiés a comer. El restaurante se llama Elqui, y es vegetariano. La verdad es que está muy bien (si quereis probar cosas sanas y sabores nuevos, es totalmente recomendable) y es muy barato.
Después de comer, tomamos café en el restaurante de la estación de Atocha, y desde allí nos fuímos al Cine Citté, a ver una peli (mientras íbamos, debatimos cual veríamos). Cogimos entradas para ver "Las horas" ("The hours"), y mientras empezaba la sesión, nos tomamos otro café en la planta de abajo (no sé si lo conoceis, pero tiene una cafetería, pans&company, ...). Mientras estábamos tomándonos el café, una familia se sentó delante nuestra y estuvieron dando un bochornoso pero también divertido espectáculo, poniéndose a parir entre ellos como en una versión sin censura de "Matrimonio con hijos". El hijo, que sería de mi edad, era el típico esquizofrénico que no puede dejar de fumar (tenía los dedos con quemaduras).
La película de Las horas es muy recomendable, pero no la aconsejo verla en estados depresivos o similares (por ejemplo, cuando te dan las notas y tal), y nos cuento más, sólo que la veais y opineis por vosotros mismos.
Después cenamos en un chino y nos despedimos. De vuelta a casa, en la RENFE, me encontré al bigotes, que es el dueño del bar de al lado del Ávalon, que nos conoce de ir a comer bocatas cuando los efectos del alcohol están en su máximo apogeo.
(UN HOMENAJE AL BIGOTES Y A SUS HISTORIAS)
Así fue nuestro domingo, a grandes rasgos (sin contar a muchas personas curiosas que vimos, como la mujer que se estaba hormonando, el chuzo que votaba en la manifestación, la profesora de inglés de la facultad, etc.).
Un saludo a tod@s
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