Navidades griposas.
Nadie la llamó pero la gripe vino de improviso. Y parece que no soy el único (Loco..., mi padre, y otros miles más de personas). Debe ser que con la bajada brusca de la temperatura a causa del temporal, ha aumentado enormemente los casos de gripe.
Por lo demás, estoy conmocionado con lo que ha ocurrido en el sur de Asia con el maremoto (o tsunami) bestial que ha arrasado las costas de Tailandia, Sri Lanka, India, Indonesia, Malaisia, ... Y como de costumbre, los más afectados son los más débiles. Las imágenes que se ven en la tele dan escalofríos y me producen horror, más quizá ahora que estoy menos activo, con el corazón ablandado por el espíritu navideño y con el sentimiento de culpabilidad al presenciar la dantesca situación en bata, mordisqueando un trozo de turrón y con el mando de la tele pegado a mi mano. Lo mejor es cambiar de canal y buscar algo para olvidarlo, pero la programación de la televisión es vomitiva (literalmente). No entiendo como la gente puede ver programas como Crónicas Marcianas, Aquí hay tomate o El Diario de Patricia. Pero claro, teniendo en cuenta que hay personas a las que se les avisa para que no salgan a la carretera si no es indispensable, lo hacen y encima van sin cadenas la mayor parte de ellos, quedándose atrapados y pasando una noche de perros, ..., creo que la conclusión que saco de este hecho es que hay un montón de gilipollas por el mundo (pues deben creerse más listos que los demás). Pero, ¿y si soy yo también uno de ellos? Lo que sé seguro es que soy un gilipollas que va por libre.
Dejemos las divagaciones de una mente irritada encerrada en este tarro-bitácora. Aún quedan dos estupendas semanas más de vacaciones para disfrutarlas antes de comenzar un periodo de tres semanas infernales en las que saldré de casa a las 6:45 y llegaré a las 23:15 (aproximadamente), ya que por la mañana tendré que ir a la consultoría y por la tarde al máster (al que no puedo faltar). Por esta situación es posible que realmente sea gilipollas, ya que no me lo sé montar, pero mi conciencia en seguida lanza el mensaje de que recogeré los frutos de un trabajo duro. La verdad es que ya estoy impaciente por cosechar algo positivo a estas alturas de mi vida.
Y nada más. Espero que no sean indiferentes mis reflexiones, para lo bueno y para lo malo.
Saludos a tod@s
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