México lindo y querido..., y después vuelta a nuestra España.
Jueves: después del viaje a Yosemite, cogimos un vuelo a San Diego, donde nos esperaba JL. Llegamos al mediodía y de allí nos fuimos directamente al parque industrial donde trabaja la novia de JL, Yara. Ese mismo día había una feria sobre el tema comercial entre EEUU y México, y allí estuvimos dando una vuelta. Fue realmente interesante y no os podéis imaginar lo que mueve este comercio (debido al TLC). Después de la feria, comida y cervezas mexicanas, y charla abundante. Lo malo fue que llegamo vestidos como en Berkeley y dimos el cante total (a nuestra bola).
Una vez terminada la merienda, nos fuimos a Tijuana a cenar a un restaurante que se llamaba la Cantina de los Remedios, que está decorado muy pintorescamente a lo mexicano. Allí probamos varias cosas, como la michelada, los camarones (langostinos) rebozados, y otras cosas picantes. Estuvo muy bien, pero fue un poco corto, pues la gente se quería ir a casa a descansar (tenían que trabajar al día siguiente). De allí nos fuimos a Tecate, donde esta la casa de Yara.
Viernes: vimos San Diego a toda velocidad. Primero Mission Bay Park, luego Old Town, después Balboa Park y finalmente fuimos a Coronado Beach, donde está el hotel donde se rodó parte de la película de Con faldas y a lo loco (aunque se suponía que en la peli estaban en Florida). Después de tomar el sol bajo el vuelo en prácticas de aviones de combate de la base militar de San Diego, fuimos al paseo marítimo a ver los barcos anclados allí (no entramos en ninguno): el acorazado Midway, el Star of India, el HMS Surprise (el de la película de Master&Commander), y otros más.
Sábado: visita por la mañana al Jardín de la Cerveza de Tecate y por la tarde nos invitaron a una quinceañera, cosa que nunca había visto. El día no dio para mucho más.
Domingo: visitamos la Rumborosa y el desierto de Baja California por la mañana, y os puedo decir que es impresionante. En la Rumborosa se pueden ver una gran cantidad de coches (principalmente robados o que han sido utilizados en crímenes) que son despeñados en esa carretera. Después fuimos a tomar tacos antes de hacer la comida al estilo español: a mi me tocó hacer unas costillas como las hace mi tío y un par de tortillas de patatas, y ayudar al maestro paellador Juan. La verdad es que no quedó nada demasiado bien, aunque empeño le pusimos.
Ya por la tarde, nos invitaron a un rancho con caballos y quads, pero no monté nada.
Lunes: rumbo a Oackland, perdí la cartera y la traductora, en el control de seguridad del aeropuerto de San Diego. Me di cuenta cuando ya no había remedio, en el despegue. Una vez en Oakland, cancelé las tarjetas y llame a JL para que fuese al aeropuerto y preguntase por ella.
Ya en Berkeley, hice las maletas y nos fuimos con Idonah a comer a un restaurante filipino. A las 17h nos despedimos de Idonah y Max y nos fuimos al BART (Bay Area Rapid Transit) a trancas y a barrancas, con todo el equipaje que llevábamos (yo 10 kilos más de lo que traje).
Una vez en el avión de Lufthansa (al final no hubo overbooking, que era lo que queríamos para sacarnos unas pelas extras), nos dieron la cena y a dormir (como pudimos). La vuelta fue mejor que la ida, y eso que llevábamos viajando en avión desde el lunes por la mañana, aunque el vuelo de Múnich a Madrid fue un poco pesado (nos pilló una tormenta).
Llegué a casa el martes por la noche, a las 23:30, o sea, casi era ya miércoles. Estos viajes están muy bien, pero el síndrome del viajero es demoledor, sobre todo cuando vuelves, aunque ya me estoy recuperando.
Bueno, y después de tanto movimiento, espero estar unos días tranquilitos.
Un saludo a tod@s.
PS: la televisión es una cutrada.
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